Begoña Pro Uriarte entrelaza historia y ficción en “El anillo del leal”

El anillo del lealBegoña Pro UriarteAventuras, traiciones, lealtades y amores se entrecruzan en El anillo del leal, primera novela de la saga de caballerías La chanson de los Infanzones, ambientada en la Navarra de los siglos XII y XIII, y protagonizada por Martín y Álvaro, dos amigos cuya amistad el destino pondrá a prueba. Es, asimismo, el relato de la forja de dos caballeros y la historia de dos familias enfrentadas: Subiza y Almoravid.

El anillo del leal es el primer título de una saga histórica: La chanson de los Infanzones. ¿Qué narra El anillo del leal?

El anillo del leal narra los sucesos históricos acontecidos en Navarra entre los años 1177 y 1190 a través de la mirada de dos niños de diez años, Miguel y Álvaro. La historia comienza en el verano de 1177, pocos días antes de que Ricardo Corazón de León visite Pamplona, cuando los dos amigos descubren un hombre flotando en las tranquilas aguas del Runa y aparece un anillo misterioso. Este suceso desencadenará una serie de hechos que afectarán al futuro de ambos. Por un lado, nos vamos a encontrar con Miguel, un niño de orígenes humildes, que se ve envuelto en el misterio del anillo y de las muertes que lo rodean. Por otro, tenemos a Álvaro, hermano de leche de Miguel, e hijo del ricohombre don Yenego Martínez de Subiza. A él le tocará aprender a lidiar con el tirano de su padre y a superar su timidez.

La presencia de personajes históricos como Berenguela, Sancho VI o Sancho VII nos va permitir presenciar acontecimientos como la conquista de Cuenca, el compromiso entre Ricardo y Berenguela, o la llegada del retablo de Aralar a Navarra.

Se trata de una novela con buenas dosis de historia y de aventuras, en la que hay amistad, lealtad, superación, pero también fracasos y traiciones. En ella he intentado recrear la infancia de unos hombres que más adelante serán los fundadores de las Juntas de Infanzones de Obanos.

¿A qué hace referencia el título genérico de La chanson de los Infanzones?

Durante el reinado de Sancho VII el Fuerte surgió en Navarra una hermandad conocida como la Junta de los Infanzones de Obanos. Su lema fue: Pro libertate patriae, gens libera state (Pueblo libre, permanece en pie por la libertad de la patria). Su nacimiento se debe a una petición que varios labradores, infanzones y clérigos remitieron al rey para poderse defender de los desmanes del ricohombre don Yenego Martínez de Subiza. Sus miembros juraban defender a los hombres pobres, al señorío y mantener el reino en paz. Durante los reinados de la casa de Champaña y de los Capetos franceses, además, velaron por el mantenimiento de las costumbres de Navarra y de los fueros. Se reunían principalmente en Obanos, Miluce, Los Arcos, Arteaga o Echauri. Al frente de ellos estaban los sobrejunteros, elegidos democráticamente, igual que su buruzagi o cabo. El buruzagi estaba al frente de la Junta y era el encargado de impartir justicia. Su cargo era confirmado por el rey, pero este no participaba en su elección. Los reyes franceses nunca entendieron a la Junta, que pasó por fases de persecución. Algunos de sus miembros fueron sobornados para que abandonaran la hermandad y otros ahorcados y, en algunos momentos, no les quedó más remedio que funcionar en la clandestinidad. Su periodo de mayor actividad comprende hasta 1328. Se disolvieron en 1329. En 1342, en un acto simbólico, se entregó al lugarteniente del rey el cofre donde se guardaban los documentos de la hermandad y las cinco llaves que lo abrían. En 1510 se dan por desaparecidas. La chanson de los Infanzones hace referencia a los primeros hombres que formaron parte de esta Junta, a lo que yo imagino que pudo pasar para que sus destinos se juntaran.

¿De dónde y cómo surge toda esta historia?

Yo he pasado muchos veranos en Obanos, así que desde pequeña he oído hablar de los Infanzones. Pero fueron unas frases que leí en el texto de Mª Raquel García Arancón La Junta de Infanzones de Obanos hasta 1281, las que prendieron la llama. Decían así: «El primer cabo fue don García Almoravid. Otros cabos nombrados por la Junta y confirmados por el monarca fueron Miguel de Grez y Sancho Fernández». Entonces me empecé a preguntar quiénes serían esos hombres, cómo habría sido su vida y qué avatares les habrían llevado a juntarse y formar aquella hermandad. Y así fui hilvanando sus destinos.

Miguel de Grez es el personaje principal, a quien conocemos siendo niño y vamos viviendo su desarrollo personal. ¿Cómo surgió este personaje? ¿Tenías algún modelo en mente?

Miguel de Grez está basado en un personaje que existió de verdad, pero del que no quedan huellas, por lo que tuve que elaborarlo desde cero. Para ello tuve en cuenta cómo eran los hombres que formaron parte de la Junta. Se trataba de gentes que se unían sin distinción de estamentos, guerreros que impartían la justicia —aunque algunas veces también abusaran de ello— y que trataban de defender a los más débiles. Quería que Miguel fuera alguien que hubiera sufrido en sus propias carnes el dolor, el abuso y el peso de la injusticia, pero que a la vez fuera capaz de sacar algo bueno de ello, que estuviera dispuesto a hacer suyo el código de caballería: valentía, lealtad y defensa de los inocentes.

El trabajo de documentación está muy elaborado para dotar de vida a personajes históricos, acompañados de otros imaginarios. ¿Cómo ha sido el desarrollo del entramado? ¿Desde cuando lo tenías en mente?

Desde el primer momento tenía muy claro que quería que la trama se desarrollara entre 1177 y 1212-13. Así que acudí al Archivo Real y General de Navarra (que curiosamente se levantó sobre las ruinas del palacio que Sancho VI mandó construir en la época en que se desarrolla la trama de la novela) y comencé a documentarme. La información resultó fascinante, pero mucho más extensa de lo que había imaginado y, cuando iba por el año 1189, me di cuenta de que sería imposible contar todos los sucesos que quería en un libro. Así que me lo planteé de otra forma y lo dividí por etapas: la infancia de Miguel y Álvaro, su vida una vez armados caballeros y la llegada de los hijos.

La segunda gran tarea fue entrelazar la vida de los personajes históricos con la de los de ficción. Para eso me apoyé en los momentos históricos más importantes y me pregunté qué habría sucedido para que unos personajes concretos estuvieran en ciertos lugares, en un momento determinado.

La saga de La chanson de los Infanzones comenzó a idearse en 2011. Tardé unos once meses en escribir el primer libro y tiene detrás muchas horas de documentación.

¿Cómo se han ido desarrollando los personajes y las situaciones, las tenías en mente desde el principio o han ido creciendo según avanzaba la obra?

Las situaciones y los personajes más importantes han estado ahí desde el principio, pero a ellos se han unido otros conforme escribía, llamados por su posterior descubrimiento, o por la necesidad concreta de una escena. Yo me plateé el trabajo partiendo de lo abstracto para llegar a lo concreto. Lo primero que hice fue apuntar los acontecimientos históricos en folios: uno para cada año. Así me hice una idea de la atmósfera que debía envolver la trama. Después fui seleccionando los pasajes que quería reflejar y, de ahí, el siguiente paso fue colocar a los actores en un escenario concreto. A veces me encontraba preguntando directamente a los protagonistas: tú por qué has ido a tal sitio, qué te ha llevado a reaccionar de esta manera, por qué has elegido ese camino…

Luego hay que trabajar cada capítulo. Antes de empezar a escribir cada uno de ellos pensaba mucho qué quería contar en él y qué personajes iban a estar presentes. Y los puntos intermedios aparecían según avanzaba la novela.  

 ¿Te ha gustado alguno de tus personajes en especial?

Por cuestión de carácter, me identifico más con Álvaro. Pero si tengo que elegir a uno, me quedo con Miguel, por su espíritu de lucha, por su tesón, por su valentía y, por qué no, por ese deje de arrogancia y orgullo que exhibe a veces.

¿Cómo se trabaja una saga, se sabe desde el principio el comienzo, desarrollo o fin, has trabajado sobre una especie de guión, desarrollándolo, ampliándolo?

Lo que ha marcado esta saga son las fechas históricas. Ellas han sido la guía sobre la que han bailado los personajes. A los históricos los he tenido que ceñir al rigor de las fuentes que han llegado hasta nosotros, mientras que los de ficción me han permitido recrear esos huecos que la historia deja vacíos. Lo fantástico de esta saga ha sido ir viendo crecer a los personajes. Al principio se me hizo un poco complicado dotarles de una manera de ser, pero luego sabía perfectamente cómo iban a reaccionar ante las situaciones a las que los exponía. Uno de los personajes que más me costó recrear fue el del infante Sancho VII. A veces tenía la impresión de que debía pedirle permiso para escribir sus diálogos. Me preguntaba si le gustaría lo que estaba escribiendo de él o si se estaría removiendo en su tumba de Roncesvalles. Luego nos cogimos confianza.  

 El anillo del leal es un primer libro que autoeditaste en 2012 con gran éxito y ahora vuelve de la mano de una editorial, Ttarttalo. ¿Cómo ha sido la experiencia?

A veces parece que escribir un libro es la parte más difícil, pero nadie te enseña cómo encontrar una editorial que apueste por tu historia. Después de muchas negativas me planteé abandonar la empresa, pero algo dentro de mí me decía que si lo dejaba, dentro de unos años me preguntaría qué habría pasado. Así que cogí otro camino, el de la autoedición, y me lo planteé con calma. La experiencia no ha podido ser más gratificante. Es un trabajo arduo, no voy a negarlo, pero el proyecto me ha permitido conocer a un sector de la edición que me ha sorprendido: el de los libreros. Su pasión por las historias impresas me ha conmovido y fascinado. Y que al final Ttarttalo haya apostado por esta saga ha sido como un premio inesperado que va a permitir a nuevos lectores conocer la historia de Miguel y de Álvaro.

¿Para cuándo el segundo libro, cómo se titula y podrías adelantarnos una pequeña sinopsis?

La idea es que el segundo libro se publique en otoño. Se va a titular La dama del velo y el laurel transcurre entre los años 1191 y 1194. En él nos vamos a encontrar a Miguel y a Álvaro en Messina adonde han llegado acompañando a la infanta Berenguela, que se va a desposar con Ricardo I de Inglaterra. Durante este viaje, Miguel conocerá a una dama, que sin quererlo, casi lo arrastra al borde de la muerte, y que le hará depositario de su velo. Pero no voy a desvelar si Miguel cae en las redes de Laraine o no, porque la lealtad que le debe al infante don Sancho le va a llevar a atender ciertos asuntos. Vamos a ver a Miguel desafiando las murallas de Toulouse, viajando a Roma y aceptando un reto. Eso sin olvidar que don Yenego Martínez de Subiza está dispuesto a importunar a Miguel de Grez hasta poner en peligro su amistad con Álvaro. En esta novela asistiremos al ocaso del reinado de Sancho VI y el comienzo del de Sancho VII el Fuerte.

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