Leonardo Padura: “Soy eso, un escritor cubano, y no podré ya ser otra cosa en mi vida”

ITZIAR GUZMÁN2Aquello estaba deseando ocurrir72A Leonardo Padura (La Habana, 1955) el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 le ha pillado con la mochila a rebosar. Carga con una admirable trayectoria compuesta por más de 20 novelas y gran cantidad de reconocimientos, entre los que destaca el Premio Nacional de Literatura de Cuba de 2012. Su última obra, “Aquello estaba deseando ocurrir” (Tusquets, 2015), acoge una maravillosa colección de cuentos con la Habana y los sueños que la habitan como principales protagonistas.

Es el nuevo Princesa de Asturias de las Letras. ¿Cómo se siente?

Primero, sorprendido; luego, orgulloso; ahora, responsable. Es uno de los premios más importantes del mundo… Estoy feliz.

“Aquello estaba deseando ocurrir” alberga cuentos escritos entre 1985 y 2009. ¿La decisión de publicar el libro tiene que ver con el cambio que vive Cuba hoy?

La literatura no tiene por qué seguir el pulso de la realidad mientras esta se va desarrollando. Creo que una situación en tránsito puede ser objeto de una reflexión literaria, pero se corre el riesgo de que las cosas cambien de un día para otro. Por eso es mejor esperar y trabajar sobre lo que se ha asentado, sobre lo más permanente… Y estos cuentos creo que reflejan una serie de situaciones que son permanentes y, aunque muy cubanas, a la vez universales: el drama del desarraigo y el exilio, de la fidelidad, del amor y el desamor, de la alienación del individuo, de la frustración…

Y los cuentos respiran una melancolía muy espesa…

Sí, son cuentos melancólicos, algunos de ellos incluso desesperados. En general son relatos de personas heridas por la vida y por la historia, que se examinan o actúan buscando una salida posible que… muchas veces no encuentran. Yo creo que la literatura puede hablar de la felicidad. La felicidad existe. Pero los dramas humanos son definitivamente más literarios y, en mi caso, esenciales para reflejar una realidad y una experiencia vivida.

A pesar de todo, usted optó por quedarse en Cuba.  

Sí, soy un cubano total, por los cuarenta y ocho costados, aunque tenga un apellido vasco (no ocho, pero sí uno) y otro castellano, y, de contra, un pasaporte español que me fue concedido por mi trabajo cultural relacionado con España… Como escritor, más aun, soy un escritor habanero y esa circunstancia cultural, física, humana me atrapa de una manera difícil de romper, porque además no quiero romper. A veces vivir en Cuba, en lo material y hasta en lo espiritual, puede ser complicado. Faltan unas cosas y sobran otras, no precisamente buenas. Pero tengo al alcance de mis ojos y oídos todo un mundo que se me revela con todas sus connotaciones y me nutre artísticamente. Es un poco una fatalidad y también un privilegio: soy eso, un escritor cubano, y no podré ya ser otra cosa en mi vida.

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