Joël Dicker: “Suiza no es un país tan bucólico como uno podría pensar”

Joël Dicker ha dedicado El enigma de la habitación 622  a Bernard de Fallois, su “editor, amigo y maestro”. El lector descubrirá a Fallois en las páginas del libro, y también se topará con esa adictiva sensación de anhelo cuyo único propósito es saber lo que ocurrirá después. En el relato conviven el crimen, el amor, la codicia, la envidia, los buenos principios, y también la pasión por la literatura. 

Ha escrito su novela más personal. Localizada en Ginebra, su ciudad natal, ha vertido en sus páginas dosis generosas de su existencia más cercana. ¿Diría que se encuentra en un momento crucial de su carrera?

Me gustaba la idea de que el lector no supiera dónde estaba la línea entre verdad y ficción, que pudiera meterse en la mente de un escritor y formar parte de ese juego de espejos entre lo auténtico y lo imaginado. Sin ánimo de decepcionar, a pesar de llamarme como el protagonista y de que ambos seamos escritores, no soy yo. Es un personaje de ficción como el resto, una proyección de lo que significa ser escritor para mí. (Irakurri +)