Ignacio Martínez de Pisón: “Lo que más me sorprendió es que nadie antes hubiera investigado al personaje de Filek”

Suspense, intriga, ingenio y humor. Estos son son algunos de los elementos que habitan en las páginas de Filek, el estafador que engañó a Franco (Seix Barral, 2018), una historia real, perfectamente documentada, que narra cómo un químico austríaco llamado Albert von Filek engaña a Franco con un combustible fabricado a base de “mejunjes”. Ignacio Martínez de Pisón ha hecho labores de periodista, y también de detective, para desvelar una desconcertante realidad y narrar, con extraordinario pulso, uno de los capítulos más oscuros de la historia de España.

¿Qué le atrajo de Filek? La primera noticia que tuvo sobre el personaje la encontró en la biografía Franco, caudillo de España, de Paul Preston. Pero, ¿cómo y por qué decidió embarcarse en narrar su historia?

Lo que más me sorprendió fue que nadie antes hubiera investigado al personaje. Por un lado tenía una curiosidad personal por saber quién era el tal Filek y cómo demonios había llegado a engañar nada menos que a Franco y nada menos que en 1939. Y, por otro lado, es verdad que siempre ando a la busca de buenas historias que puedan servirme de inspiración para un libro. En cuanto empecé a averiguar cosas sobre Filek supe que la suya era una de esas buenas historias.

Comenta en el libro que, por falta de datos, la época de juventud del personaje es “más ficticia que real”, ¿cómo logró conocer aquellos años?

Contraté a un genealogista austriaco para que siguiera la pista de su familia. De allí salieron varios hilos de los que tirar pero, en efecto, a partir de cierto momento le perdí el rastro y prácticamente no lo recuperé hasta los primeros problemas de Filek con la justicia, que tienen lugar después de la Primera Guerra Mundial. Hay periodos de su vida en los que son muchas más las sombras que las luces, pero el rastro de sus sucesivas estafas me permite seguirle por diferentes países europeos antes de su llegada a España.

Albert Von Filek llegó a España con la II República. De hecho, escribe sobre cómo se lo imagina el mismo 14 de abril. ¿Cómo cree que llegó desenvolverse en aquella intensa atmósfera?

Se inventó un personaje que durante un tiempo le funcionó: aristócrata centroeuropeo, antiguo militar condecorado del ejército austrohúngaro, inventor genial que rechaza las ofertas millonarias de las compañías multinacionales… Pero con todo eso no pasaba de ser un pobre hombre que estafaba a ancianas viudas y malvivía en casas de huéspedes de las que se largaba sin pagar.

Además de ser un caradura ingenioso y un timador en toda regla, Filek también debía ser un tipo duro. Por lo menos así lo demuestra su periplo carcelario, su capacidad de sobrevivir… ¿Hasta qué punto se esperaba esto del personaje?

De todos los años que pasó en España, la mitad los pasó en cárceles, primero en cárceles republicanas, luego en cárceles franquistas. Realmente era un superviviente. Mientras sus compañeros de cautiverio iban muriendo por diferentes motivos, incluidos los fusilamientos de Paracuellos y las condiciones inhumanas de Nanclares de la Oca, él siempre se las arreglaba para sobrevivir.

Realmente el timo de la gasolina es de risa, el mismo nombre, “la filekina”, es impresionante. Al leer la historia me ha sorprendido cómo Franco y sus hombres más cercanos se creyeron semejante artimaña tan fácilmente. ¿Le sorprendió a usted?

La credulidad de Franco tiene mucho que ver con el entusiasmo que gente de su círculo más íntimo expresó por la gasolina de Filek. Y particularmente con el entusiasmo de su cuñado y secretario privado Felipe Polo. El testimonio del ministro de Hacienda José Larraz, una de las pocas personas sensatas del primer gobierno posterior a la guerra, es demoledor. Franco se había rodeado de auténticos incompetentes, y a Larraz se le escapaba la risa en los consejos de ministros cuando se trataban asuntos como el de la filekina. Sólo la incompetencia de unos y la pasividad temerosa de otros permite entender que semejante engaño pudiera llegar tan lejos.

¿Hasta qué punto ha escrito con la intención de rememorar y delatar los   capítulos oscuros de la historia de España?

Me interesa mucho el siglo XX español, particularmente los periodos más convulsos. Filek vivió varios de ellos: la Segunda República, la Guerra Civil, la muy sangrienta primera posguerra…

En alguna entrevista ha mencionado que con Filek se ha sentido “como  un detective”. ¿Qué es lo que más le impresionado en su labor de documentación y posterior narración?, ¿y dónde ha encontrado la mayor satisfacción?

Lo más entretenido de este tipo de libros es seguir las pistas en hemerotecas, archivos, registros públicos… Entretanto la historia se iba escribiendo por sí misma y yo sólo tenía que preocuparme de que el ritmo no decayera, lo que con unas peripecias como las de Filek no resultaba complicado.

 

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