Luis Zueco: “La Florencia del Renacimiento avanzaba tan rápido que se asustó y se detuvo para retroceder. Lo que está ocurriendo ahora ha pasado muchas veces”
Escribir una novela histórica no se trata de contar sólo lo que ocurrió. Se trata de narrar lo que ocurrió a través de las vivencias de personajes de ficción que acompañan al transcurso de la historia de la humanidad. Y leer una novela histórica es aprender un poco más sobre lo que ocurrió realmente. En “El mapa de un mundo nuevo”, Luis Zueco ha vertido los últimos años de Isabel la Católica, que fueron, también, los primeros de una nueva era.
Vuelve a Isabel la Católica, a sus últimos días. ¿Podríamos decir que es la mujer más poderosa que ha conocido España?
Sin duda. Sobre todo, fue la primera. Es una mujer que, para su época, tiene un grandísimo poder. Puede tomar decisiones por sí misma. Y, sobre todo, marca un cambio de época brutal. Un cambio de mundo, en realidad. Y que sea la protagonista de ese cambio de mundo es algo realmente espectacular.
Ningún hombre confía en Colón. Es ella, quien, guiándose por su intuición y por su saber, toma la decisión de encomendar la misión a Colón. Y eso demuestra tener un espíritu muy aventurero.
Y luego están los personajes de ficción, que son quienes, en realidad, llevan el peso de la novela.
Claro, la reina está ahí. Pero también está ahí toda la población, que es la que realmente protagoniza la era histórica. De lo que se trata, en realidad, es de captar el espíritu de la época. Estamos a finales del siglo XV, a principios del XVI, en unos años en los que la gente empieza a despertar, por muchas razones: la imprenta, nuevas ideas, avances tecnológicos,
La novela es muy renacentista. Tiene una parte que ocurre en Florencia, en la que yo quería contar ese despertar interno que nace en Italia y que se va abriendo al mundo. Los personajes de la novela son medievales de nacimiento, pero tienen espíritu moderno. Ya son protagonistas de la edad moderna. Son personas que quieren viajar, que quieren conocer.
Yo me imaginaba ponerme en la piel de las gentes que sabían que la tierra es redonda. Porque esto es muy importante: en aquella época, cualquier persona mínimamente formada sabía que la tierra era redonda, aunque no fuera del tamaño real del mundo. Yo quería empezar explicando al lector cómo es el mundo en el siglo XV, que es un mundo redondo en el que, con la ciencia y con la mentalidad de la época, es posible llegar a China, saliendo de Lisboa o de Cádiz.
Los personajes protagonistas son conscientes de que el mundo está cambiando, tienen una mentalidad de cambio, de avance, renacentista. Pero en la novela también hay muchas reminiscencias medievales: hay referencias a unicornios, a seres fantásticos, al tráfico de reliquias…
¿Cómo elige a esos personajes?
Es un juego, un rompecabezas con diferentes capas. Yo quería escribir una novela que explicara el mundo de los viajes. Y es que creo que todos somos viajeros. La humanidad es viajera y nómada. Ahora nos hemos vuelto muy sedentarios, pero ese no es nuestro espíritu. Nuestro espíritu es viajar.
Tenía claro que los personajes tenían que ser viajeros. Y para poder viajar, debían tener diferentes motivaciones. A Noah, uno de los protagonistas, lo he ubicado en Europa, porque investigando, llegué a la boda de Juana la Loca, que se casó en un pueblito de Flandes por circunstancias de la vida. Así, tuve claro que iba a empezar la novela en Flandes, un territorio que nos suena familiar pero que tampoco conocemos demasiado. Y quise hacer un viaje por la Europa de aquella época. Hubiera sido muy fácil que Noah conociera la Florencia de los Medici, una Florencia bonita, con muchos artistas etc. Pero yo quise llevarle a una Florencia oscura, gobernada por Girolamo Savonarola. Una Florencia que es la Hoguera de las Vanidades, donde se queman cuadros de Botticelli, donde el propio Botticelli quemaba sus cuadros.
Yo sabía que buena parte de la novela tenía que ocurrir en Florencia. Además, sabía que tenía que explicar cómo el lugar en el que empieza el cambio también es un lugar de retroceso. Los cambios no son fáciles. Avanzas durante un tiempo y cuando te detienes, vas hacia atrás, porque te asustas por haber avanzado tanto. Florencia, precisamente, estaba caminando hacia atrás. Además, tenía el comercio con Constantinopla bloqueado, por lo tanto, le toca reubicarse en el mundo, que es un mundo muy comercial, muy capitalista. Todos estos datos me daban claramente los motivos para que Noah viajara: el deseo de conocer mundo, de ver con sus propios ojos cómo está cambiando.
La motivación de María, la otra protagonista, es la venganza. Es complicado crear un personaje femenino, fuerte, en el siglo XV. Así que yo necesitaba una mujer que tuviera un motivo importante. Y ese motivo es vengar la muerte de su padre que murió abandonado por Colón.
Yo tampoco conocía muy bien la historia de los primeros hombres que llegan a América con Colón, la de los 39 hombres que abandona de la Santa María, la mayoría provenientes del Cantábrico. Todos aquellos hombres acabaron muriendo. Yo pensé en los sentimientos de María, una mujer de Deba que ni siquiera tiene el cuerpo de su padre muerto.
A María le mueve la venganza, dura y pura, y la verdad es que la venganza es capaz de provocar que hagamos cosas increíbles.
La búsqueda de la belleza es otro aspecto destacable del libro.
Sí, claro, porque al Renacimiento lo mueve la búsqueda de ideal de belleza.
También es una novela detectivesca de investigación, en la búsqueda de un personaje que es Colón. Y de lo que esconde Colón. Es uno de los grandes misterios de la historia: no es que Colón intuyera que ahí había tierra, él lo sabía, sabía que hacia dónde estaba yendo había tierra.
¿Cómo se escribe una novela histórica? ¿Lo tiene todo totalmente cerrado antes de ponerse a teclear?
En principio lo tengo todo atado, pero, por supuesto, me voy adaptando a lo que ocurre en la vida real. Trato de ser flexible. Siempre van a surgir elementos sobre la marcha que te van a hacer parar, investigar y, quizá, darle otro tipo de orientación a lo que ya está escrito.
También puede ocurrir que releas algo que hayas escrito y que no funcione.
La novela histórica tiene un problema, por mucho que escriba una cosa u otra, tú, que estás leyendo el libro, sabes lo que va a pasar. Como novelista, yo sé que tú sabes cosas, y puedo jugar con ello, y anticiparte cosas o darte pistas sobre acontecimientos que tú vas a poder hilar y comprender.
Las cosas siguen un proceso, no son inmediatas. En la novela histórica hay que saber darle la vuelta un poco a ese problema que es que el lector sepa lo que va a ocurrir, y ponerlo de tu lado.
¿Podría acercarse a la literatura desde otro lugar?
Podría. Quizá sí, pero yo escribo sobre lo que me apasiona, y cuanto más investigo, más me apasiona. Mi día a día es escribir. Si un día no escribo o no investigo no me siento bien.
Afortunadamente la historia te da una ventaja: sabes que estás contando a la gente cosas que han pasado, y eso da una fuerza tremenda a la novela.
Me interesaba contar lo que ocurrió en Florencia, que vivió una época de esplendor y que de pronto se asusta y elige a un personaje como Girolamo Savonarola para que la gobierne.
Es algo que ha pasado mil veces. Son cosas que pasan cuando las cosas suceden muy rápido, como ocurrió en la Florencia del Renacimiento. Avanzaba tan rápido que se asustó y se detuvo para retroceder. Lo que está ocurriendo ahora ha pasado muchas veces
Lo cuento y cuando la gente lo lee es capaz de ver paralelismos con lo que está ocurriendo hoy en día. Parece que hemos inventado todo nosotros, y no valoramos nada lo que han hecho otras personas detrás. Y, realmente, nosotros no hemos inventado casi nada. Así que está muy bien valorar todo lo que hay detrás. Parece que antes no había nadie. Y es justo lo contrario.