Lluís Llach: “Solo desde el aprendizaje puedo enfrentarme a la responsabilidad de escribir un libro”

Lluis LlachLas mujeres de la PrincipalLluís Llach (Girona, 1948) presenta su segunda novela, Las mujeres de la Principal. Una opípara narración ambientada en la comarca vinatera de la Abadía, que ha hilado con las apasionantes vidas de tres valientes mujeres. “Memoria de unos ojos pintados”, su primer asalto al ring literario, obtuvo excelentes críticas, y fue galardonada con el Premio Euskadi de Plata del Gremio de Libreros de Gipuzkoa.

En el libro pasan muchas cosas; el colofón del siglo XIX, la Guerra, la Posguerra. También ocurre un asesinato, y está presente el amor. ¿Qué le motivó a narrar una historia tan intensa?

Acababa de escribir “Estimat Miquel” (Editorial Empúries, 2013), el libro donde hablo sobre mi relación con el poeta Miquel Martí i Pol. Y me he dado cuenta de que encuentro mayor placer escribiendo ficción que realidades. Lo entiendo como parte de mi aprendizaje: descubrir qué se hace cuando uno no tiene una historia acabada. Quería ver si era cierto que los personajes de ficción manosean al escritor y lo llevan a derroteros desconocidos.

Ha contado las vidas de tres mujeres espléndidas. Tres Marías de tres generaciones, entre las que destacan las dos primeras, precisamente por vivir en una época en la que no era fácil brillar siendo fémina.

Guardo en mi memoria una imagen muy poderosa: cuando tenía siete años, mi madre me explicaba cómo a la señora de una gran masía la llevaban siempre en una silla porque estaba gordita. Nunca hablábamos de ello, pero es una imagen que me ha quedado grabada en blanco y negro en mi cabeza.

A partir de ahí pensé que sería hermoso explicar la historia de tres generaciones en la misma casa, tres mujeres de carácter, para entender y explicar a los lectores los problemas que tenían que superar si, además, se daba la circunstancia, digamos privilegiada, de que eran mujeres poderosas. Así empecé a escribir el relato; no sé en qué página  decidí matar a alguien, y ahí se me complicaron las cosas… La verdad es que me he divertido como un camello.

Muestra un precioso mosaico de personajes.

Lo que ha leído no es ninguna reflexión ni predisposición maquiavélica de personajes para llegar a un objetivo concreto. Yo he escrito este libro por el puro placer de escribir, porque quería divertirme escribiendo. Es cierto que el autor tiene derecho a cerrar puertas y a abrir ventanas, eso está claro. Pero sin saber cuál era el final, los personajes me han ido guiando a través de la historia. Cuando los personajes te van llevando a una especie de placer de escritura, de historia y de feeling, eres feliz.

Creo que la complejidad de la novela me la han hecho los personajes, a fuerza de seguirlos, serles fiel y de manipularlos también.

Todo ambientado en un pueblo de viñas del corazón de Cataluña. Imagino que su faceta de vinatero habrá sido una enriquecedora fuente de inspiración.

Sí. Tenía claro que quería escribir una historia localizada en el Priorato catalán, porque tengo referencias muy concretas. Esto me ha permitido conocer la realidad de este país.

Hay unas constantes que se me repiten y no sé si podré evitarlo: me gusta muchísimo hablar de los años que yo he vivido. De esta manera, puedo decir el porqué de algunas cosas, de dónde venimos y porqué estamos tan enfermos. Me siento cómodo en esta época. En los pueblos rurales las historias del pasado se viven con mucha fuerza. Explicar todo eso forma casi una obligación de los que tenemos ese patrimonio de memoria, y yo disfruto mucho.

Parece que improvisa mucho en el proceso de creación.

He llegado a la conclusión de que todo lo que tiene que ver con lo artístico es un aprendizaje. Yo vengo del mundo musical,  y creo un músico que piensa que sabe todo de la música es un cretino musical.

Lo mismo en la pintura, en todo lo que tiene relación con lo artístico, la mejor actitud es la del aprendizaje, y la de ser feliz en el aprendizaje. Hacer del aprendizaje casi un fin. Es un medio, pero hacerlo un fin.

La escritura me ha pillado viejo y mirando de reojo. Solo desde el aprendizaje puedo enfrentarme a la responsabilidad de escribir un libro.

En alguna entrevista ha comentado que llegó a la escritura por casualidad. ¿Cómo fue?

Es cierto, llegué a la escritura por pura casualidad. Un director de cine me propuso hacer el guión para un proyecto nuevo. Me puse a reír y le dije que lo intentaría, al final se quedó sin guión porque me gustó más escribir un libro que un guión.

Me siento muy cómodo escribiendo, lo que no sé es si la gente lo aguantará y si yo encontraré condiciones para escribir. Me parece que sí. Mi intención es escribir más, sobre todo por diversión, no por ambición, no sé ni qué tipo de ambición podría perseguir. Mi mayor ambición ahora es hacerme más viejecito felizmente.

Me lo paso muy bien escribiendo. Vivo unos meses al año en Senegal, y cuando me llaman para ver algo interesante y les digo que no puedo porque estoy escribiendo, me miran como si estuviera loco. Pienso que vale la pena continuar, porque me hace feliz. No por nada más. No creo tener mensajes, ni nada nuevo que decir, ni que aporte nada nuevo a la literatura.

Partekatu albiste hau: Facebook Twitter Pinterest Google Plus StumbleUpon Reddit RSS Email

Erlazionatutako Albisteak

Utzi zure Iruzkina