Ascensión Badiola: “La novela nos habla de la vida y de la muerte y eso nos afecta a todos por igual, bilbaínos o no”
Díganos qué es lo que va a encontrar el lector que se asome a las páginas de La ría de los afrancesados.
Va a poder leer una historia conmovedora y muy entretenida que ha sido ambientada en un Bilbao dieciochesco y bastante desconocido en el que se describen algunos rincones y aspectos inéditos de la geografía y de la historia de nuestra villa.
Se trata de una novela histórica y, ante las novelas históricas, el lector tiende a preguntarse ineludiblemente dónde termina la realidad y dónde empieza la ficción. En La ría de los afrancesados, ¿cuánto hay de historia y cuánto de invención?
La ría de los afrancesados ha sido documentada con sumo rigor, de modo que casi todos los hechos importantes que se cuentan sucedieron en la realidad a finales de siglo XVIII, como por ejemplo, la ejecución en la plaza pública, la sentencia de la Inquisición, la inundación con la que comienza la novela y por supuesto, la entrada de los franceses por el puente de San Antón en julio de 1795. La ficción está en los personajes, a excepción de unos pocos como el conde de Peñaflorida, el marqués de Narros, Ramon Pignatelli, Godoy o el general Moncey, el resto, a pesar de que les he puesto apellidos muy bilbaínos, son inventados específicamente para poder contar esta historia. Por otro lado, los paisajes, los rincones, los objetos y las descripciones han sido cuidadosamente buscados en los grabados de la época, en los relatos de los viajeros del siglo XVIII, en los trabajos de investigación hechos por otros historiadores y como no, en los archivos locales.
Los acontecimientos históricos sobre los que se asienta la trama son reales, de acuerdo, pero la novela incluye otros detalles, como la llamada Jaula de los Pobres o la pragmática contra los gitanos. ¿Son también reales?
Sí, lo son. A ese respecto puedes encontrar información detallada en el blog, en el que explico en qué documentación me he basado para obtener dicha información. (http://www.escritoresnovelahistorica.blogspot.com)
La trama está repleta de personajes, pero, entre todos, destacan las mujeres. ¿Ése fue uno de sus objetivos desde el principio o fueron ésos, y no otros, los personajes que fueron creciendo a medida que escribía la novela?
La verdad es que la novela fue creciendo sola. Los personajes de Laura, Guillermo, Bixenta y Zalbidea existieron desde el principio, desde el momento en que me planteé escribir esta novela y utilicé para ello el cuadro pintado por Luis Paret, titulado “Vista del Arenal de Bilbao”, el que está expuesto en la National Gallery de Londres, no el del museo de Bellas Artes de Bilbao. Si quieres saber un secreto, te contaré que comencé escribiendo el final porque sabía perfectamente como quería que acabase la novela y porque además quería que hubiese una sorpresa y en ese sentido he de reconocer que juego un poco con el lector y con sus esperanzas. Después me fui enfrentando a la trama, a los personajes que nacieron con la novela y a los que tuve que ir creando a posteriori para poder contar lo que quería explicar de aquel Bilbao de hace 216 años, un Bilbao lleno de supersticiones, de creencias antiguas y de ganas de modernizarse con las nuevas ideas que venían de Francia y de Gipuzkoa, donde nacieron los primeros ilustrados, ya que no podemos olvidar que la cuna de la ilustración vasca nació en Bergara y en Azkoitia.
Si tuviese que calificar La ría de los afrancesados, ¿lo haría más como novela de acción o quizá como novela de sentimientos?
La ría es ambas cosas. En la novela pasan muchas cosas y todos los personajes tienen algo que contar, ya sean masculinos o femeninos. Sin embargo, no concibo personajes que no tengan sentimientos y que no aporten su punto de vista particular y emocional a los hechos. Un personaje que quiera ser verosímil debe vibrar, enamorarse, sufrir y ser feliz como cualquiera de nosotros. Quien quiera que lea esta novela, sea de donde sea, no puede quedarse indiferente porque los hechos que se narran son los que le pueden pasar a cualquier persona en la vida real.
Es una historia trágica y, sin embargo, da la sensación de que pretende trasladar al lector un mensaje de optimismo. ¿Es así?
La vida en sí es trágica, si se mira bien. Nadie acaba bien su historia personal y de hecho, tarde o temprano la vida te ofrece soledad, enfermedad y muerte, sin embargo, antes de llegar a eso es posible obtener grandes frutos del día a día, es necesario luchar por los sueños y, en ocasiones, la vida te ofrece, incluso, sorpresas. Los personajes de la ría son muy fuertes y por lo tanto, son luchadores y optimistas, en especial las mujeres que tienen mucho que contar porque nunca se les dejó hablar en siglos pasados.
La novela está ambientada en Bilbao. En realidad, puede decirse que la villa es un personaje más. Quizá haya quien piense que es preciso ser de Bilbao para disfrutar plenamente de ella. ¿Qué le diría para animarle a leer La ría de los afrancesados?
Yo no creo que haya que ser de Bilbao para disfrutar con esta novela. De hecho, todas las novelas están ambientadas en algún lugar y si lees una novela con escenario en París a nadie se le ocurriría pensar que hay que ser parisino para leerla, lo que ocurre es que un bilbaíno puede disfrutar más porque conoce los rincones y puede aprender cómo era el Campo Volantin en el siglo XVIII, o que la zona de Cantarranas era un humedal lleno de ranas o la curiosísima historia del puente de San Francisco, que tardó casi 200 años en poder construirse, a pesar de disponer del permiso real y esos detalles es probable que alguien que no sea bilbaíno no los valore en la misma medida. Por lo demás, la novela nos habla de la vida y de la muerte y eso nos afecta a todos por igual, bilbaínos o no.