Martin Abrisketa: “El euskera fue una lengua doblemente secreta”

La  Lengua  de  los  secretos,  publicada  por  Roca  Editorial,  es  la  primera  novela  del  bilbaíno  Martín  Abrisketa.  La  historia,  de  anclaje  familiar,  relata  la  infancia  rota  de  cuatro  niños.  Ambientada  en  los  años  de  la  guerra  civil,  describe  un  paisaje,  dominado  por  la  minería,  que  ya  no  existe,  y  remueve  los  recuerdos  de  unos  tiempos  muy  difíciles.  “Para  mí  escribir  esta  novela  ha  sido  una  catarsis”,  confiesa  el  autor.
Habla de las experiencias de su padre y sus tíos, pero el libro traerá recuerdos a muchos lectores porque todo aquello conformó una vivencia colectiva, ¿no?
Desde luego. Aunque lo que espero es que esta novela les anime a compartir sus propias historias. Durante el proceso de documentación, comprendí que muchos de nuestros mayores, tal vez la mayoría, no han compartido los detalles de lo que les ocurrió prácticamente con nadie, en muchos casos ni siquiera con sus familias. Pero necesitan contar, ser escuchados, sacar de dentro el sufrimiento que llevan clavado desde hace ochenta años.
La novela arranca poco antes del advenimiento de la República y se extiende hasta 1938. Sabemos lo que representaron aquellos años, pero la narración toma el punto de vista de un niño y tamiza, por tanto, el dolor.
Es que para mi padre la guerra fue una aventura, jugó con ella, se creía un soldado, del mismo modo que otros niños se creen un indio o un vaquero. Imaginaba que no había enemigo que pudiera con él, y esa perspectiva, aunque no le alejó del hambre ni del peligro, le protegió del miedo. De pequeño, al escucharle contar sus peripecias, yo pensaba que mi padre era Tom Sawyer, o quizá un héroe más importante todavía, como Peter Pan. Ahora sé que no lo es. Es todavía más importante que ellos: es mi aita. Más que nunca.
Ese punto de vista dota a la historia de un estilo -cercano al realismo mágico- que ha hecho que le emparenten con autores como Ignacio Aldekoa o Bernardo Atxaga. ¿Cómo se siente al ser comparado con autores tan relevantes?
Abrumado. Porque creo que Bernardo Atxaga está en la génesis de La lengua de los secretos. Leyéndole, supe que mi tierra, mi infancia, era un lugar donde podía suceder cualquier cosa. Era un escenario de película.
¿Qué importancia tiene el euskera en la novela? ¿Fue, de algún modo, la lengua de los secretos?
El euskera fue durante muchos años una lengua de los secretos, un código empleado para que otros, quien fuera, no entendieran lo que se decía. Además fue una lengua prohibida, y por tanto, doblemente secreta. En la novela, el euskera actúa como una metáfora, pues secretos inconfesados son también los que traslado a mi padre a través de alguno de los capítulos. En este sentido, La lengua de los secretos va más allá del idioma, es la propia comunicación, la necesidad de expresarse, la ruptura del silencio.
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