Paolo Cognetti: “Esta novela me pertenece desde siempre”

Paolo Cognetti llega con Las ocho montañas (Literatura Random House, 2018), una historia íntima y universal que habla sobre las relaciones entre personas, y también sobre la necesidad de conectar con la naturaleza. Sobre la amistad, la lealtad, y sobre el sentido que tiene la vida. Es un libro poderoso, en el que habitan muchos lugares comunes. Ganador del Premio Strega 2017, se ha convertido en un auténtico fenómeno literario.

¿Cuál es el punto de partida de su novela?

El punto de partida de Las ocho montañas es un pequeño refugio y la urgencia de contar una historia sobre la amistad. Hace algunos años, un querido amigo me pidió que le ayudara a reconstruir una ruina familiar en la mitad de ninguna parte, a más de 2.000 metros de altura. Es el refugio de la novela, donde empezó todo. En mi infancia reside otro de los elementos más importantes: los veranos que pasé de niño en las montañas forman mis recuerdos más felices. Podría decir que esta novela me pertenece desde siempre, simplemente necesitaba el momento adecuado para ver la luz.

La relación entre padre e hijo, y el sólido vínculo que les une también tiene mucha fuerza.

Sí, la tiene. Esta novela también es una forma de hacer las paces con mi padre, de superar los problemas que he tenido con él. Ya sabe, algunos van a psicoterapia, otros comenzamos a escribir.

¿Cuánto hay de Pietro, el protagonista, en Paolo Cognetti?

Pietro es mi alter-ego. Es gracioso pensar en Pietro y Paolo, los dos apóstoles, protectores de las granjas de los Alpes. Además, ambos se conmemoran el 29 de junio. En ese día, los hombres de las montañas encienden un gran fuego frente a sus establos, para poder verse los unos a los otros desde las diferentes cimas, y también desde muy lejos.

¿Hasta qué punto cree que es necesaria la naturaleza para crecer como seres humanos?

“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido…” Es una cita de H.D. Thoreau que suscribo completamente.

Entonces, ¿Son las montañas y los bosques nuestra única salvación?

No, pero lo son para mí. Me siento como en casa ahí arriba. Las montañas me han dado tanta alegría y belleza que, simplemente, no puedo parar de agradecérselo.

¿Cómo supo de la historia de las Ocho Montañas?

Se la escuché a un porteador nepalí la primera vez que fui a Nepal en 2015. Había empezado a escribir una novela y necesitaba un título. Sentí que Las ocho montañas era el adecuado, pero no supe porqué hasta que me encontré con mi porteador.

¿Qué es para usted la escritura? ¿Dónde encuentra la mayor satisfacción?

Es mi cura, es como comer o dormir. Me hice un encargo a mí mismo como escritor: ama a tus personajes y todo saldrá bien. Esa es la mayor satisfacción, cuando llego a conocerlos tan bien que los amo de verdad.               

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