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El nuevo libro de Rocío Carmona, El corazón de Hannah, verá la luz en pocos días. Tras el éxito de su último trabajo La gramática del amor, la escritora vuelve con una romántica historia de amor que cuenta el proceso de superación y búsqueda de sí misma de una joven adolescente.

La acogida que los lectores dieron a “La gramática del amor” dejó el listón muy alto.  ¿No le da un poco de vértigo?

Algo de eso hay. Con El corazón de Hannah tengo la sensación de haber aprendido un poco más de este oficio y sólo por eso ya me siento muy satisfecha de haberla escrito, pero los lectores que disfrutaron con La gramática del amor tienen muchas expectativas puestas en esta novela y en cierto modo me siento responsable. Me gustaría devolverles el cariño y los comentarios positivos, y que Hannah fuera una especie de regalo para todos ellos. Muchos llevan preguntando a la editorial desde hace meses por la fecha de publicación…

Además, en este tiempo he tenido la oportunidad de conocer a muchos de ellos y para mí  la figura de “el lector” ya no es algo indeterminado: tiene cara, ojos, corazón. Así que de alguna manera estoy conteniendo la respiración para ver si El corazón de Hannah, que es una novela distinta aunque tenga puntos en común con la primera, les hace disfrutar tanto como he disfrutado yo al escribirla.

Antes de leer el libro, la sinopsis hace recordar inmediatamente una película muy premiada: “Único testigo”, protagonizada por Harrison Ford. ¿Tiene algo que ver la película en el origen de tu libro?

El origen de la novela es un artículo de una revista alemana que explicaba la peripecia de una mujer amish que abandonaba su comunidad. Estaba ilustrado con una foto en la que se veía a la mujer cortándose su larga melena en una peluquería, un hecho muy simbólico porque las mujeres amish no se cortan el pelo jamás una vez que se casan. El artículo me llamó mucho la atención, pero hasta entonces lo único que sabía de esa comunidad venía de la película de Harrison Ford. Creo que los retrata muy bien.

 La comunidad amish no sale muy bien parada en el libro. ¿Por qué ha escogido una comunidad amish para su novela?

Me interesaba mucho explorar una situación tan extrema, ver qué sucede cuando una persona que proviene de un mundo aislado y alejado de todos los avances tecnológicos aterriza en pleno siglo XXI. Para Hannah es un choque brutal porque ella ha pasado toda su vida rodeada de unas pocas personas en un entorno más propio del siglo XVII que de nuestra época. Aunque al margen de que sea amish , creo que todos podemos identificarnos con el personaje, que vive un momento de encrucijada vital y moral. Por un lado acaba de cumplir los dieciséis, una edad que en su entorno marca el inicio de la edad adulta. Hannah deja de ser una niña y se ve enfrentada a un mundo mucho más complicado y lleno de decisiones por tomar que asustan a cualquiera. Y por otro lado tiene que encontrarse a sí misma, decidir quién es y sobre todo, quién quiere ser.

 Segunda novela y nuevamente una historia romántica. ¿Por qué este género?

Me encantan las historias de amor, las leo con voracidad. Y supongo que escribo lo que me gusta leer.

 Hannah vive su primer amor, que cambia totalmente su vida. ¿Considera que el primer amor condiciona tanto la vida de las personas?

Creo que no se olvida nunca y que para bien o para mal nos deja una impronta que hace que busquemos o huyamos de ciertas cosas en nuestras relaciones posteriores.

 Hannah es una romántica historia de amor, que cuenta el proceso de superación y búsqueda de sí misma de una joven adolescente. ¿Con qué se quedarán las lectoras, con el deseo de toparse con esos jóvenes buenos y atractivos, o con la actitud valiente de la joven?

Creo que las dos cosas pueden ser compatibles. El anhelo romántico es muy fuerte en la adolescencia, y Hannah lo vive como cualquier otra joven, quizá con más intensidad al ser un territorio completamente inexplorado para ella. Espero que los lectores se sientan identificados con los descubrimientos que Hannah va a hacer en el terreno del amor. A la vez, también puede ser interesante para ellos ser testigos de su proceso de crecimiento, de su iniciación en el mundo adulto porque son procesos que, salvando las distancias culturales, también ellos están viviendo con intensidad.

 Es usted directora de Urano, editorial dedicada a la publicación de libros de autoayuda. ¿Hay algo de ese objetivo de ayudar en sus novelas? ¿Siente esa responsabilidad?

En Urano me ocupo de editar libros de ensayo y de nuestro sello de desarrollo personal, pero cuando escribo no lo hago pensando en ningún fin salvo el de la propia historia. A pesar de eso, lo cierto es que paso tanto tiempo leyendo manuscritos de autoayuda que es posible que sin pretenderlo algo de todo ello se acabe filtrando en las novelas.

 Además de escritora, es cantante del grupo Nikosia. ¿Ha influído en su faceta musical su dedicación  a la literatura? ¿Percibe cambios en su audiencia?

Los dos mundos se complementan de una forma muy natural. De hecho nuestro tercer disco, que se grabará este otoño-invierno, se llamará Panda Sonora porque estará compuesto al 100% por temas creados a partir de novelas. Una parte de nuestro público se acerca a nuestros conciertos a partir de los libros, y también sucede a la inversa. Es muy bonito poder vivirlo de este modo, como si todo formara parte de una misma sinfonía musical y literaria.

 La música es muy importante en la novela. ¿Cuál es la banda musical de su vida en este momento? ¿Es muy diferente a su propia banda musical cuando tenía 16 años?

En esta novela la música aparece, aunque con otra intensidad que en La gramática del amor. Eso sí, El corazón de Hannah también tiene su propia banda sonora, aunque en este caso la canción surgió tras la novela. Se trata de Wings of the Soul (Las alas del alma), una canción de Nikosia con letra de Francesc Miralles y Florita Palacci que hemos adaptado  y que le viene como anillo al dedo a la historia de Hannah.

Mis bandas y solistas más escuchados ahora mismo son Bon Iver, Beach House, Regina Spektor, Wilco… Con quince o dieciséis años escuchaba lo que escuchaban en casa mis hermanos mayores: muchas bandas españolas como Radio Futura, Duncan Dhu, Hombres G, Gabinete Caligari… Y también a otros como Lenny Kravitz, Prince, George Michael, Jimmy Sommerville, Rick Ashley o Simply Red.

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