El poder de las agencias de comunicación centra la nueva novela de Julia Navarro

julia navarro vert_LOL9594 Portada Historia de un canallaDespués de sus dos últimos éxitos, Dime quién soy y Dispara, yo ya estoy muerto, Julia Navarro (Madrid, 1953) da un giro en su narrativa para escribir una obra en la que indaga en la condición humana. Se titula Historia de un canalla (Plaza & Janés), está ambientada entre Londres y Nueva York, y es una dura mirada sobre la sociedad actual, con una trama centrada en la comunicación y la política.

Su protagonista es Thomas Spencer, un publicista y asesor de imagen que sabe cómo conseguir todo lo que desea y al que la autora presenta como un ser despiadado desde su tierna infancia. “Mi objetivo no era que el protagonista cayera bien, sino tratar sobre la influencia de las agencias de comunicación”. Un terreno que Julia Navarro, que durante años ejerció de periodista, conoce bien. “Esta es una historia de ficción, fruto de mi imaginación, pero qué duda cabe de que mi profesión me ha permitido conocer de primera mano cómo las agencias de comunicación intentan influir en la opinión pública, bien sea para que elijamos tal modelo de coche, bien para que votemos a tal partido político. Con la globalización y los avances tecnológicos, las agencias han adquirido un papel primordial y los periodistas lo sabemos porque todos los días somos bombardeados por los que quieren hacer una publicidad encubierta a través de los medios”.

Según avanza el libro, Thomas Spencer nos narra su vida desde la soledad de su lujoso apartamento de Brooklyn, amenazado por una dolencia cardiaca, mientras imagina cómo habrían sido las cosas si sus decisiones hubieran sido otras. “A mí siempre me ha impresionado mucho la gente que dice que no se arrepiente de nada o que volvería a cometer los mismos errores -apunta Navarro, que debutó en la literatura con La Hermandad de la Sábana Santa (2004)-. Mi protagonista, con el que es tan difícil empatizar, tiene atisbos de conciencia y eso se ve cuando hace el ejercicio de plantearse cómo hubiera sido la vida de los otros si él no habría actuado como lo hizo”.

Historia de un canalla, que sale con 300.000 ejemplares, es uno de los grandes lanzamientos del año y supera las 800 páginas. “Ocupa el espacio que necesitaba la historia. Las novelas no son ni largas ni cortas, interesan a los lectores o no interesan. Nadie se queja de que Guerra y Paz sea muy larga”, señala la escritora, quien confiesa que sintió una gran “liberación” cuando puso el punto final. “He pasado casi tres años escribiéndola, trabajando todos los días entre seis y ocho horas, y antes de eso estuve desarrollando la idea. El trabajo de creación no se puede hacer de manera intermitente. Ésta es una novela dura y ha sido muy difícil convivir con este personaje tanto tiempo”.

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