Sabuesas en un mundo de hombres

¿Qué tienen en común la encantadora y fisgona anciana Miss Marple y la asocial y algo punky hacker Lisbeth Salander? Muchas cosas, como bien saben los lectores de novela policíaca. Comparten sagacidad, inteligencia, curiosidad, olfato y, por encima de todo, popularidad. Y habitan un mundo de hombres, el de los detectives, plagado de figuras varoniles. Sin embargo, estas criaturas creadas respectivamente por Agatha Christie y Stieg Larsson no están solas. En las más de siete décadas que separan sus existencias, encontramos interesantes investigadoras cuya pista conviene seguir.

 “Hammett reservaba a la mujer los papeles de las tres uves: vírgen, víctima o vampiresa. Chandler siempre creaba personajes en los que la mujer era la responsable del mal”. Son palabras de la escritora Sara Paretsky (Kansas, 1947) quien, para echar abajo esos estereotipos machistas, ideó a su particular heroína: la abogada Victoria Ifigenia Warshawski, una detective privada de los barrios altos de Chicago, que lo mismo bebe whisky de marca y escucha ópera, que se lía a puñetazos cuando la acción lo requiere. La protagonista de Lista Negra y Golpe de sangre es tan popular en los países anglosajones como lo es Kinsey Milhone, detective con la que la escritora Sue Grafton (Kentucky, 1940) ha vendido millones de libros. La serie, que, comenzando con A de Adulterio utiliza siempre el abecedario para titular, se publica en 28 países y 26 idiomas. ¿El secreto de su éxito? Que, paralelamente al desarrollo de la intriga, nos cuenta los avatares sentimentales y sexuales de la enarmoradiza detective, lo que garantiza el entretenimiento.

Pero, si hablamos de super ventas, tenemos que citar a Anastasia P. Kamenskaya. Es la protagonista de títulos como Muerte y un poco de amor o Asesino a su pesar. Su autora, la criminóloga Alexandra Marínina, trabajó para la policía rusa antes de tener el acierto de crear un personaje que despierta las simpatías de los lectores, seguramente porque es perezosa, de físico corriente, y torpe con las armas. Es decir, humana.

Otra que pisa fuerte es la policía Charlie Zailer, una mujer obstinada, malhumorada, autoritaria y promiscua, enamorada secretamente de su colega de trabajo Simon Waterhouse. Ambos personajes son creación de Sophie Hannah (Manchester, Inglaterra, 1971), autora de novelas como No es mi hija o Matar de amor, a la que ya denominan “la nueva nueva reina británica del thriller psicológico”.

Pero, si de letras británicas hablamos, no hay que perder de vista a Lynda La Plante (Liverpool, 1946), autora de la mítica serie de televisión Prime Suspect, que protagoniza Helen Mirren. De La Plante se acaba de publicar Más allá de la sospecha, la primera obra de una nueva serie protagonizada por la joven e inexperta policía Anna Travis.

El mundo del thriller anglosajón tiene otras detectives míticas. Como la elegante y sofisticada forense Kay Skarpetta de Patricia Cornwell (Miami, 1956). Los amantes de las técnicas de investigación gustan de esta serie porque explica muy bien los procesos y avances en este campo. Post Mortem, El cuerpo del delito o La huella son algunos de sus títulos más famosos.

También es un referente Charlotte Pitt, la esposa del detective Thomas Pitt, creada por la prolífica escritora Anne Perry (Londres, 1938) para su serie de novelas policiacas ambientadas en la época victoriana que reconstruyen el ambiente político y social de la época. Desde que en 1979 se publicó Los crímenes de Cater Street, la sagacidad del ama de casa Charlote Pitt y su amiga Lady Vespasia, una aristócrata a la que aburren las convenciones sociales y divierten los enigmas policiales, se reveló como toda una fórmula de éxito.

Las letras británicas nos han dejado otras originales detectives. Como Cordelia Gray, que aparece en 1972 en la novela de irónico título Un trabajo poco adecuado para una mujer, de la veterana P. D. James (Oxford, 1920), o Kathryn Swinbrooke, la médico, farmacéutica y sangradora de la Edad Media que aparece en siete novelas de C. L. Grace, uno de los numerosos seudónimos del prolífico escritor británico Paul C. Doherty (Inglaterra, 1946). Pero, para reírse un rato, nada mejor que seguir las andanzas de Stephanie Plum, la cazarecompensas surgida de la pluma de Janet Evanovich (New Jersey, 1943). Ligona, compradora compulsiva de lencería y destroza-coches, es ayudada en sus investigaciones por la abuela Mazur, cuya afición principal es acudir a funerales. Entre pillas anda el juego, Qué vida esta, Corazón congelado o Cuestión de suerte son algunas de sus novelas traducidas al castellano.

  Las nórdicas

Desde que el escritor sueco Hennin Mankell (Estocolmo, 1948) irrumpió en las listas de los más vendidos, la literatura policíaca nórdica no ha parado de crecer, alcanzando su cénit con la triología Millenium del malogrado Stieg Larsson. Pero, dejando aparte a la archiconocida Lisbeth Salander, y sin olvidarnos de Linda Wallander, la hija del detective Kurt Wallander, a la que Mankell dio el testigo en Antes de que hiele, rondan por esas tierras un puñado de investigadoras en las que merece la pena detenerse.

La diosa ciega -elegida la mejor novela criminal de Noruega en 1994- es el primero de los siete libros de Anne Holt (Larvic, Noruega, 1958) que protagoniza Hanne Wilhelmsen. Estamos ante una detective muy competente, pero mal avenida con sus compañeros. Lesbiana, tenaz e inconformista, sus investigaciones dejan al aire las injusticias sociales que tanto gusta destapar la novela nórdica.

Äsa Larsson (Upssala, Suecia, 1966), la celebrada autora de Aurora Boreal, nos obsequia con dos fuertes protagonistas femeninos: Rebecka Martinsson, abogada como la autora, y la embarazada inspectora jefe Anna-Maria Mella, personaje inspirado en la protagonista de la película Fargo, de los Coen. Ambos personajes repiten protagonismo en Sangre derramada, novela tan adictiva como la anterior.

La princesa de hielo, el gran éxito de Camilla Läckberg, también concede el protagonismo a una mujer, concretamente a la escritora Erica Falck, a la que en el primer libro conocimos soltera, embarazada en Los gritos del pasado y madre de una niña en Las hijas del frío. Lo último que nos acaba de llegar de Läckberg es Crimen en directo.

En la literatura en castellano destacan dos mujeres detectives: Petra Delicado y Virgina Chamorro. La primera, una creación de Alicia Giménez-Bartlett, es una inspectora de policía dura, idealista y algo irónica. Divorciada y con una vida sentimental agitada, en El Silencio de los claustros acaba casándose con el hombre que conoció en Nido vacío. En cuanto a Virginia Chamorro, es una guardia civil, hija del exitoso escritor Lorenzo Silva, aficionada a la astronomía y que, al contrario que su compañero, el brigada Vila, no ha perdido del todo la fe en la justicia. El último título de esta serie es La estrategia del agua.

Finalmente, en euskera también tenemos a nuestra detective, la suletina Amaia Ezpeldoi, creada por Itxaro Borda en 1994, que ha protagonizado cuatro novelas y que saca a la luz cuestiones que van más allá de la trama detectivesca, como su propia orientación sexual.

Karolina Almagia

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