Begoña Ibarrola:”Los primeros cuentos se los escribía a los niños con los que llevaba un proceso de terapia por diferentes motivos.”

Begoña IbarrolaBegoña Ibarrola es Licenciada en Psicología y cuenta con una amplia experiencia dirigida a niños y adolescentes. Ibarrola es la autora de la colección de libros infantiles “Sentipuinak”. Elkar ha publicado este verano dos nuevos cuentos de la colección, “Tira Kamila, espabila!”  y “Opari harrigarri bat”. Con esta excusa la hemos entrevistado para elkar aldizkaria.

-Tus cuentos invitan a reconocer sentimientos y a expresarlos. ¿Qué implica la educación emocional?

Conectar con nuestras emociones supone mirarnos por dentro y reconocer que esos fenómenos tan complejos están presentes en cada momento del día y nos influyen en nuestra forma de pensar y de actuar. Al reconocerlo podemos modificar aquellas reacciones que no ayuden a nuestro bienestar ni al bienestar de las personas con las que convivimos, a la vez que somos más conscientes de las emociones y sentimientos de los demás. Por tanto educar las emociones aporta recursos para conocer, comprender y expresar nuestro mundo emocional y el de los demás, lo que supone disponer de herramientas de gestión emocional que nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros y tener unas relaciones interpersonales más satisfactorias.

-¿Qué papel pueden tener los cuentos en esa educación de las emociones? TIRA, KAMILA!_AZALA.indd

Los cuentos son elementos muy valiosos en este proceso porque nos sumergen en las vidas de personajes que viven determinadas experiencias emocionales, y los lectores las viven con ellos, aunque sea con una distancia de seguridad, lo que les permite comprenderlas mejor.

Además los cuentos nos ofrecen un repertorio de situaciones complejas en las que una salida exitosa o la resolución de un conflicto o situación al menos difícil, de forma casi obligatoria, utiliza determinadas habilidades de tipo emocional que los niños necesitan adquirir en su desarrollo como personas. Por otra parte, los cuentos nos permiten ampliar el abanico de experiencias de nuestra vida y por tanto la empatía, a la vez que nos recuerdan que todo problema tiene solución, que confiar en uno mismo es necesario y que siempre podemos encontrar a nuestro alrededor personas que nos ayudan a “salir del laberinto”.

-¿Cómo empezaste a escribir libros?, ¿con qué objetivo?

En realidad yo nunca imagine que los cuentos que escribía se pudieran publicar algún día. Los primeros cuentos se los escribía a los niños con los que llevaba un proceso de terapia por diferentes motivos. Me daba cuenta de cómo un breve relato donde aparecían situaciones que ellos estaban viviendo o habían vivido, les servían para superarlas. Por eso, cuando una editora escucho uno de mis cuentos en una conferencia dirigida a profesorado de educación infantil, me pregunto si tenía más, y cuando los leyó, decidió publicarlos. De eso hace ya 13 años y desde entonces no he dejado de escribir. Ese primer libro de 46 cuentos y el segundo de 40, sin ilustraciones, dieron lugar a la colección Cuentos para sentir ilustrados, Sentipuinak, que tanto éxito está teniendo, pues la edición sin ilustrar va por la 19 edición.

OPARI HARRIGARRI BAT_AZALA.indd¿Qué enseñanza te gustaría que tus cuentos dejaran en los niños y en sus padres y madres?

En primer lugar me gustaría que les divirtieran, pienso que es la primera misión de un cuento, enganchar al lector y permitir que se meta en la piel de los personajes. En segundo lugar, que les permitiera conectar con su corazón, con su mundo emocional, y que pudieran compartir, niños y adultos, sus emociones y sentimientos, para crear un camino de comunicación corazón a corazón, un camino que ya nunca se va a perder. Por otro lado cuando el padre o la madre le lee un cuento a su hijo o hija, establecen una relación preciosa, un tiempo para ellos, donde parece que la realidad se esfuma, y entran juntos en un mundo creado por ellos y para ellos. Creo que se puede cambiar el mundo a través de los cuentos, y si los adultos supieran todo lo que aportan, con seguridad crearían espacios y tiempos sagrados más allá de la primera infancia, donde compartir historias y aventuras, como aún se hace en muchas culturas del mundo.

-En 2033 se publicó en dos tomos la colección Cuentos para sentir (SM), dirigido a padres y profesorado, para ayudarles a educar a sus hijos/alumnos. ¿Qué se recoge en estos cuentos?

Precisamente estos dos volúmenes de Cuentos para sentir fueron los primeros en ser publicados, sin ilustraciones, pero con preguntas al finalizar cada cuento para que los adultos y los niños pudieran entrar a un espacio para reflexionar y comentar. Cada capítulo contiene 5 o 6 cuentos que tratan de una emoción determinada. El primer volumen tienen nueve capítulos dedicados a las siguientes emociones y sentimientos: alegría, tristeza, enfado, miedo, confianza en uno mismo, orgullo, vergüenza, envidia-celos y culpa.

El segundo volumen, tiene diez capítulos dedicados a las emociones, sentimientos o valores siguientes: amor, ansiedad, crueldad, empatía, solidaridad, sorpresa, rechazó, ilusión-esperanza, gratitud y valentía.

Pero además, después de cada cuento hay un espacio donde el lector puede dibujar alguna escena o personaje del cuento o incluso escribir un final diferente en algunos cuentos. Me pareció una buena idea que, no solo fomenta la creatividad del lector, sino que le da al libro un valor añadido pues los padres suelen guardar con mucho cariño ese libro, donde su hijo ha plasmado en dibujos o textos sus propias creaciones. Cuando voy a firmar a alguna feria del libro algunos me enseñan con orgullo el libro “recreado” por su hijo o hija.

Tras el verano Elkar publica dos nuevos libros de la colección Sentipuinak (Cuentos para sentir): uno sobre la sorpresa y otro sobre en enfado. ¿Qué nos podrías adelantar sobre ellos?

El cuento sobre la sorpresa se titula Un regalo sorprendente y trata de un regalo de cumpleaños muy especial que recibe un niño de su abuela. En el cuento se descubre el valor que tienen los cuentos para un niño, y como a veces los regalos más importantes no son los más caros ni sofisticados. La abuela le da una gran sorpresa que su nieto siempre recordara.

En el segundo, aunque la emoción de la que trata el cuento ¡Venga, Elisa, date prisa!, sea el enfado, en realidad hay varios temas paralelos que merecen la pena tratar. Elisa es una niña muy despistada que hace las cosas con lentitud porque no presta atención a lo que hace. Su encuentro con un mago le hará descubrir por qué hace las cosas con tanta lentitud y el mago le dará un truco para conseguir que no le repitan continuamente esa maldita frase que da título al libro y que tanto le disgusta. Le llaman el cuento del “mindfulness” porque esta técnica nos enseña a vivir el aquí y el ahora, es decir, el momento presente, y esa vivencia ayuda tanto a los niños más despistados y lentos como a los hiperactivos a estar centrados.

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