Pasaia Blues – Harkaitz Cano

“La autotraducción es una autopsia en vivo, un modo de enfrentarte a tus fantasmas”

Argazkilaria: Sushi Maki


Pasaia blues
es una novela negra de ambiente portuario, protagonizada por un triángulo: un comando, un policía fisonomista y el comisario que los persigue. De fondo, los convulsos años 90. Han transcurrido 13 años desde que publicaste Pasaia Blues, originalmente escrita en euskera, ¿cómo percibes esta novela tanto tiempo después?
Raymond Chandler decía que adaptar para el cine una novela propia era como revolcarse sobre un montón de huesos… La autotraducción suscita un sentimiento parecido: es una autopsia en vivo no exenta de cierto extrañamiento respecto a tu propio trabajo, un modo de enfrentarte a tus fantasmas. También es un ejercicio de modestia en el que a ratos te parece haber progresado algo y a ratos te fascina y te frustra comprobar que las obsesiones que tienes más de una década después no han variado tanto como creías.

Tan importante como la historia que narra, es la cuidada y sutil atmósfera que la envuelve: turbia, oscura, decadente, con continuas referencias a inframundos desconocidos ¿a qué se debe esta preocupación por el detalle de las cosas más nimias, por una recreación tan estudiada de la ambientación?
Dios está en los detalles, que decía aquel… Hay un pasaje del libro que creo que lo explica:  “Ese breve repertorio formado por la suma de pequeñas decisiones estéticas netamente arbitrarias es lo único que nos ha sido dado para seducir a los amigos y cautivar a los enemigos”. Quizá se deba a que soy de los que empiezan a dibujar el árbol partiendo de las hojas y no del tronco…

La música, empezando por el mismo título, y las referencias/ambientación cinematográficas son otras de las constantes de este libro.
Sí, no puedo evitar que los televisores de los apartamentos de mis historias estén encendidos: me apetece ver allí asomado a Jack Nicholson de vez en cuando, pronunciando alguna de sus míticas frases de Chinatown… Cuando escribí la novela estaba bajo el influjo de Pulp Fiction, esa manera de contar la historia, rota y fragmentada, que tanto se ha repetido desde entonces. El que los personajes elijan para un momento dado una canción u otra debe también bastante a esa borrachera tarantiniana. Y también a Salto al vacío, de Daniel Calparsoro, una película que me cautivó por aquellos años.

Has participado directamente en la traducción del libro, junto con Mikel Iturria. ¿Estamos hablando de una traducción literal o se trata de una adaptación? ¿Qué te ha supuesto traducirte a ti mismo? ¿Cómo has vivido el proceso? ¿Con qué dificultades te has encontrado?
El libro lo empezó a traducir Mikel y lo acabamos entre los dos. Luego lo he revisado bastantes veces, sin tratar de despegarme demasiado de la partitura, pero sin volver en ningún caso atrás para cotejarlo con el original. Una traducción, al fin y al cabo, es siempre una versión en directo de un disco que previamente fue grabado en estudio… La tentación de versionearte es continua: ya sea por tu propia incapacidad a la hora de afrontar un problema como lo haría un verdadero traductor, o porque ya no te gusta un capítulo, o simplemente por no aburrirte… De todas formas, procuro que la melodía sea la misma. No creo haberme alejado tanto.

Pasaia blues llega a las librerías al poco tiempo de publicar Twist, novela que ha suscitado el aplauso de lectores y críticos, y que ya ha sido calificada como un hito dentro literatura vasca de los últimos años. ¿Crees Pasaia blues puede servirte para llegar a otro tipo de público, al lector en castellano?
La verdad es que la acogida de Twist ha sido muy calurosa, me siento feliz por ello. Al revisar Pasaia blues me he dado cuenta de que, en el fondo, los dos libros, siendo muy diferentes, obedecen a las mismas obsesiones, aunque el modo de abordar esas inquietudes es mucho más esquemático y hard boiled en Pasaia blues.

 Pasaia blues aborda desde una perspectiva muy personal y de forma tangencial el llamado conflicto vasco. ¿Qué opinión te merece la polémica por la que, según ciertos escritores y medios de comunicación españoles, los escritores vascos han omitido escribir sobre este tema? 

No lo creo en absoluto: se han escrito muchas historias, buenas y malas, en torno a ese tema. A veces tengo la sensación de que se llama “omisión” a la divergencia a la hora de abordar el así llamado conflicto… No es tanto que no lo hayamos hecho, sino que quizá no lo hemos hecho de la forma y en los términos en que a algunos les hubiese gustado. 

De todas formas, más que el conflicto político, Pasaia blues desnuda el conflicto interior de las personas. Ninguna es lo que parece o lo que querría ser.
Es la primera norma del guionista: sin conflicto no hay historia. Otra cosa es que, como bien dices, ese conflicto sea más psicológico o afectivo que político. La guerra de los personajes es interior, están en lucha consigo mismos, con sus contradicciones, sus ámbitos relacionales y sus miedos.

Pasaia blues  es una novela negra, al estilo de las grandes novelas negras estadounidenses, pero con personajes, escenarios, situaciones, y realidad vasca. ¿Qué modelos, escritores, atmósferas, ambientaciones, preocupaciones, tenías en mente cuando escribías Pasaia blues?
Sí, y no niego que sea en cierto sentido un experimento de laboratorio… Quizá no es casual que la escribiese en Nueva York, allá por 1998 y durante una tregua de ETA que prometía ser la última. Al escribirla me sentí muy libre de mezclar el género B con la novela negra filosófica, alejándome de la escritura %100 realista. De ahí que haya personajes y ambientes extremos. También leía a Paul Auster constantemente. De todas formas, el libro que más que marcó fue “Disparen sobre el pianista” de David Goodis. El clímax final y la atmósfera del libro deben bastante a esa novela.

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2 Comments

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