Alberto Ladron Arana: “El reto fue encadenar los hechos de forma que el lector no se perdiera y siguiese la trama con continuas sorpresas

Las manos del carpinteroAlberto Ladron AranaAlberto Ladrón Arana autor conocido de la literatura vasca se estrena ahora en castellano con la traducción del exitoso libro de intriga Arotzaren eskuak, Las manos del carpintero.

Hace unos años publicaste Arotzaren eskuak, la versión en euskera de este libro, ¿por qué ahora en castellano?

¿Y por qué no? Actualmente Arotzaren eskuak va por la decimocuarta edición, miles de lectores euskaldunes se han acercado a la novela. Sin embargo, en el mundo castellanoparlante Arotzaren eskuak es completamente desconocida. A veces parece que lo que se hace en euskera, sea literatura, música, etc., no sale del mundo del euskera, no trasciende más allá del público vascoparlante. Traducciones como esta sirven para romper con esa invisibilidad, pueden hacer que el público conozca que en euskera se hacen cosas tan válidas como en cualquier otro idioma.

Para escribir una historia con tantos detalles y características, ¿de dónde te viene la inspiración?

Más que de inspiración, yo hablaría de trabajo. Un argumento como el de Las manos del carpintero no se te ocurre de un día para otro en un golpe de inspiración. Son muchas horas de tomar notas, hacer esquemas e idear salidas a situaciones que en principio parecen insolubles. Para Las manos del carpintero partí de dos ideas básicas: un antiguo asesino que vuelve a actuar y un original robo en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. A partir de esos dos conceptos, que fueron modificándose en gran medida con el tiempo, comencé a tejer la trama de la novela.

En la novela has tratado varios temas diferentes entre sí: la soledad, la muerte, la locura, la ambición, el miedo…

Todos ellos son temas que sirven para dar profundidad y contexto a la historia policiaca que se cuenta en la novela. Creo que es importante describir las motivaciones de los diversos personajes para comprenderlos y que los lectores los vean como personas más que como personajes. Esto aumenta tanto la calidad de la novela como el interés con el que se sigue la trama, al identificarnos en cierta medida con los personajes y sus problemas.

– Ane Duhalde es el personaje principal. ¿Cómo es?

Como bastantes de mis personajes, Ane es una persona en crisis. Acaba de salir de una relación bastante dañina y su autoestima no está en su mejor momento. Tiene problemas con su alimentación y teme caer en la anorexia. Pero también es una persona fuerte, que tiene una enorme voluntad de salir adelante. La determinación que muestra a lo largo de la investigación de los crímenes del Carpintero es prueba de que Ane no es simplemente una pobre chica superada por la situación que está viviendo.

– La novela la protagonizan varios personajes: Ane, Matías, Urrutia, Maider, Geppert, Brisson, etc.

Todos ellos crean la telaraña en la que se mueve el argumento de la novela, una trama de intereses cruzados, muchos de ellos ocultos e inconfesables. No todo el mundo en esta novela busca lo que dice buscar ni es lo que dice ser… No suelo ser partidario de incluir excesivos personajes en mis novelas, pues a menudo el número genera confusión y puede ocurrir que, al reaparecer determinado personaje, el lector se pregunte, ¿y éste quién era?

– La historia principal es actual, pero en paralelo se narra otra historia de la II Guerra Mundial.

Aunque la novela está ambientada en su totalidad en el presente, los hechos que Ane investiga ocurrieron durante los años 80, época en la que el Carpintero llevó a cabo sus asesinatos en Francia y España. Y, a su vez, estos crímenes tuvieron su origen en algunos hechos que ocurrieron en la Segunda Guerra Mundial, en el contexto de la resistencia francesa contra la ocupación nazi.

– ¿Ha sido difícil unir las dos realidades?

Lo más arduo fue explicar de un modo comprensible la trama, que de por sí es complicada como corresponde a este tipo de novelas, de tal manera que no resultase confusa ni forzada. El reto fue encadenar los hechos de forma que el lector no solo no se perdiera en ningún momento, sino que además siguiese la trama con continuas sorpresas y sin que el suspense decayese ni un solo instante. Digamos que tan importante es tener una buena historia como contarla con gracia.

 

 

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