Excursiones a los nacederos de Euskal Herria
Es bello ver a los ríos llegar al mar. Es bello ver a los ríos trazar vericuetos y meandros, regar eternos tapices de hierba y alimentar con sus aguas las copas de árboles que buscan el cielo. Pero quien alcanza a imaginar el largo recorrido que una diminuta gota de agua depositada por las nieblas en cualquiera de las montañas de Euskal Herria aventura en su camino hasta el océano salado estará mucho más cerca de conocer el verdadero espíritu de los ríos.
En esa aventura nos hemos lanzado esta vez intentando encontrarnos cara a cara con nuestras primeras fuentes, marchando al encuentro de cada uno de nuestros ríos importantes y también de los que no lo son tanto pero nos enseñan magníficas bellezas naturales desde que sus aguas transparentes se atreven a ver la luz.
Porque hay algo de misterio en cada una de las fuentes fluviales que mana al pie de nuestras montañas. No hay dos iguales; unas escupen sus aguas violentamente, otras las dejan deslizar con amabilidad y dulzura entre praderas floridas o escurriéndose entre rocas y peñascos, algunas incluso obligan a sus gotas reunidas a despeñarse en abismos y cañones insondables y también hay manantiales que se esconden en las mismas entrañas de la tierra.
Marchar en busca de las fuentes plantea a veces como primer reto saber cuál es el agua primicia de un río, discernir sobre la verdad del nacedero oficial o proponer alternativas y en otras ocasiones, a sabiendas de que nuestro destino es secundario, seguir caminando en su busca porque nos apetece ver más allá de lo que conocemos.
Hemos jugado constantemente a esta diversión en el proyecto de búsqueda de nuestros nacederos. Y en este juego hemos encontrado historias singulares que nos cuentan muchas cosas de nuestros ríos. Hemos descubierto debates y litigios sobre las fuentes verdaderas que determinan la propiedad de las aguas, discusiones eternas sobre ríos principales y afluentes, sobre quién debe llevar el nombre al llegar al mar y también que muchos de los ríos que conocemos tienen nombres que ignoramos cuando aún son unos recién nacidos.
Sí, hay ríos largos y cortos, caudalosos y exiguos pero pocas veces hay una relación entre aquello y su fuente. Y por eso nuestra indagación ha escudriñado toda la geografía vasca para detenerse en aquellos lugares que ofrecieran rincones de descubrimiento al viajero que gusta de naturaleza, paisajes y alma de país.
Es curioso cómo todos los ríos de Euskal Herria tienen dos destinos, dos mares para terminar sus caminos: sea el Golfo de Bizkaia o sea el Mediterráneo hay una línea divisoria que en las montañas determina que unas aguas lleven un sentido u otro. Y sucede en muchas ocasiones que estando en un mismo cordal montañoso podemos encontrar a pocos metros de distancia nacederos que viajan hacia mares distintos; escenarios propicios siempre a la belleza y a la fantasía.
Esta es la justificación suficiente, la geografía manda, de que nuestra pauta viajera se haya fijado en las vertientes fluviales para organizar el inventario de nacederos. Atlántica o mediterránea, recorrida la primera de oeste a este, la segunda mirando a los múltiples nacederos de los ríos que nutren los tres grandes afluentes –Ega, Arga y Aragón– que hacen al Ebro varón; para ir al encuentro de las fuentes más hermosas de los regatos que se reparten por los principales sistemas fluviales.
Bajo nuestro título de Excursiones a Nacederos traemos cerca de una cincuentena de ideas y propuestas suficientes para soñar. Tenemos caminos para el descubrimiento siempre y para todos los públicos; los hay muy bien señalizados y cómodos, facilitos y agradables pero también proponemos aventura y capacidad de búsqueda en terrenos salvajes donde nadie ha hecho caminos todavía. Están por supuesto los itinerarios conocidos, imprescindibles siempre en un repertorio completo; pero, como siempre nos mueve el espíritu de la exploración, aportamos también a nuestro periplo no pocos recorridos nuevos e inéditos que permitirán incluso a los mejores conocedores de nuestro país retornar al campo en busca de parajes desconocidos.
Las nieblas, las lluvias, las fuentes y los ríos son cómplices de un viaje fabuloso. Vamos a su encuentro.
Rutas y ríos de colección
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