Juventud, divino tesoro

Flashback

Se le llama literatura “juvenil” pero lo cierto es que atrae a públicos de todas las edades, ya sea en su versión en papel como cuando da el salto a la gran pantalla. Es Harry Potter el primer título que viene a la cabeza cuando pensamos en uno de estos éxitos adolescentes que traspasan fronteras y medios. La inglesa J.K. Rowling escribió siete libros (todos traducidos al castellano y al euskera) sobre las aventuras de estos aprendices de brujo en el colegio Hogwarts, y el cine ha sacado partido a esas historias de hechizos y quidditch con, no siete, sino ocho largometrajes.

La siguiente saga exitosa tiene una prehistoria muy similar a la del brujo de Hogwarts: una autora anónima, madre a tiempo completo, que de repente da el pelotazo con una historia de amor entre humanos y vampiros de tez pálida. Me refiero a la saga Twilight (Crepúsculo) de la autora norteamericana Stephenie Meyer, quien al parecer pergeñó la historia de Bella y Edward mientras dormía: un sueño muy rentable que ha dado cuatro libros, cinco películas (como en el caso de Harry Potter, la última entrega literaria se dividió en dos películas) y cientos de millones de dólares de beneficios.

Un éxito similar se está dando ahora con la trilogía The Hunger Games (Los juegos del hambre, en castellano y Gose Jokoak, en euskera) de otra americana: Suzanne Collins. Esta ucronía nos cuenta la historia de Katniss Everdeen, adolescente del distrito 12, territorio controlado por un terrorífico Capitolio que se dedica a reclutar cada año a un chico y una chica de cada uno de los doce distritos para que, básicamente, se maten entre ellos. El cine sólo ha visto por el momento la adaptación del primer libro, pero se prevé que la trilogía entera acabe en pantalla sin demora.

Pero el fenómeno de la literatura juvenil convertida en éxito cinematográfico no es nuevo: conviene no olvidar la magnífica adaptación de The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos y Eraztunen Jauna, respectivamente), trilogía de J.R.R. Tolkien de enorme éxito, que tardó cerca de cincuenta años en ser llevada al cine. La precuela de esta famosísima saga, The Hobbitt, se ha divido en tres partes para su adaptación al cine, y este invierno ya tenemos en las salas la primera entrega.

Y por acercarnos a literaturas más próximas, mencionaremos Le Petit Nicolas (El Pequeño Nicolás, Nikolas txiki), historietas de un niño sin pelos en la lengua en la Francia de la posguerra. Nicolás nació de la mente del creador de Astérix y Obelix, René Goscinny, pero no fue llevado al cine hasta el año 2009. La escritora Elvira Lindo no ha negado la influencia que las aventuras de Nicolás han tenido a la hora de crear sus siete novelas sobre Manolito Gafotas, el niño gordito de Carabanchel que ya ha protagonizado dos películas y una serie de televisión.

Es una pena no poder dedicar más tiempo a Roald Dahl, pero su obra en papel que ha sido llevada al cine es tan extensa que necesitaríamos varias páginas para hablar de ella. Quizás en otro momento, Mr. Dahl.

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