Sabor a canela

Hace ya un tiempo que adquirí este libro que hoy comento, y que debido a mis obligaciones profesionales siempre tan acuciantes, había dejado olvidado en los estantes  de mi librería. Se trata de Sabor a Canela.  Su autor es el malagueño Carlos Carmona, del que anteriormente leí otra curiosa novela que, asímismo me enganchó: Sabor a chocolate. Sabor a Canela no es una secuela, pero sí la confirmación de un estilo muy singular de frases escuetas y sencillas y al mismo tiempo profundas, de capítulos cortos, todo envuelto en un aire  poético  e intimista.

Esta novela nos cuenta la historia de Cecile Goldberg, una niña que desde pequeña quiere ser directora de orquesta.  Casi una excusa para que el autor (que además de profesor de filosofía  es titulado superior de dirección de orquesta) pueda  descubrirnos la no tan conocida discriminación de la mujer en este terreno.  Carmona pone el dedo en la llaga  con sinceridad y valentía. Nos muestra a una mujer que tiene que disfrazarse de hombre, esconder su condición femenina e inscribirse como Albert (pero con su verdadero currículo) para obtener el premio en el concurso internacional de dirección  de orquesta de la Academia  Chigiana de Siena. Un sueño alcanzado pese a que la ignorancia y las incomprensiones pretendieron dinamitar su ilusión. De todas formas, en el epílogo de editor de la obra se dice lapidariamente que por desgracia ”hoy en día casi ninguna mujer es titular de una Orquesta sinfónica en toda Europa”. Como expresa la propia Cecile en la novela: “ella era música ya, sólo necesitaba ser reconocida, necesitaba que los hombres se quitaran las gafas de ver el mundo por sexos y que sin prejuicio ninguno la oyeran; ella no era una mujer, ella era un ser humano, un ser humano que amaba la música…”. 

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