Álvaro Arbina: “La comodidad no es buena para escribir, hay que saber gestionarla”

Los solitarios (Ediciones B, 2020) no es un thriller al uso. Sus más de 500 páginas destilan suspense, aventura, psicología, y mucha verdad. Álvaro Arbina (Gasteiz, 1990) ha vertido en ellas una historia circular capaz de mantener en vilo a cualquier lector. Un lugar blanco y recóndito, un asesinato colectivo y una carismática pareja de detectives son los componentes de una narración de gran calidad, ágil y confortable.

Ha apartado la narración histórica para dar el salto al thriller más puro. ¿Por qué el cambio?

Siempre iré allá donde haya una gran historia por contar. Algo poderoso que me llame, que me coja con tan desmesurada fuerza que durante dos o tres años sea incapaz de dejarlo. El género, el tono, el estilo, los escenarios, la época, sólo son instrumentos, piezas con las que jugar en el inagotable tablero de lo literario. Ayer fue novela histórica, hoy thriller contemporáneo, mañana quién sabe. Entiendo que hay que clasificar las novelas, ordenarlas por tipo, pero en mi mundo no existen los géneros, simplemente existen historias diferentes. Desconozco lo que haré en el futuro, a donde me llevará esta aventura de los libros, si volveré a la arquitectura o a cualquier otra labor, pero ahora mismo no cierro las puertas a ninguna historia. 

La historia ocurre en uno de los lugares más remotos del mundo, y está cubierta de nieve. ¿Por qué se decantó por esta localización y este paisaje? ¿Qué le atrajo?

Quería un lugar donde el ser humano no hubiera situado ninguna bandera. Un lugar sin nombre, donde la Tierra aún es como cuando se creó. Cada vez nos rodean más edificaciones, más personas y más dispositivos y realidades virtuales. Nos hemos olvidado de en qué lugar vivimos. No es el planeta Humano, es el planeta Tierra, que lleva aquí mucho más que nosotros. Si ella fuera nuestra madre y tuviera treinta años, nosotros aún estaríamos naciendo, sacando la cabeza de su vientre. Un thriller bien contado puede ser una cápsula para contar muchas cosas. En este caso, para adquirir conciencia de dónde estamos y de quiénes somos: un milagro y una maravilla tremendamente pequeña y vulnerable.

¿Cómo llegó a la historia?, ¿La tenía clara desde el inicio?, ¿Fue algo que se trazó mientras transitaba el camino de la narración?

El proceso de escritura de una novela, como cualquier creación artística, es siempre un misterio. Si realmente soy sincero conmigo mismo, no tengo ni idea de cómo la he creado. Tendría que revisar mis libretas y mis anotaciones, y tratar de descifrar cómo llego a cada idea, y cómo cada idea surge por otras ideas, y a su vez las modifica, y así constantemente, hasta que al final dices: basta, ya no sé si estoy cambiando la historia para mejor. A veces, empezar a escribir una novela es como empezar a leerla. Siempre me pongo nervioso cuando empiezo una historia. Es como abrir una puerta a una pequeña casa. Abres la puerta, entras. No sabes lo que te vas a encontrar.

¿Cómo fue el proceso de elegir los perfiles de los personajes?  

Quería que procedieran de realidades muy diferentes. Psicologías, culturas, vidas, formas de ver el mundo muy dispares. Un inmigrante senegalés. Un político ruso y narcisista. Un matrimonio neoyorkino. Una mujer inglesa con un trastorno de la memoria. Un veterano alcohólico de la guerra de Afganistán. Una mujer mexicana con un CI superior a la media… Y la singular pareja de inspectores, la vasca y joven Emeli Urquiza y el misterioso Francis Thurmond. Los personajes de esta historia tenían que estar desnudos. Tenían que ser como somos todos de puertas hacia dentro. Con todas esas rarezas y peculiaridades de eso que llamamos normalidad. 

En una entrevista anterior confesaba que escribía por las noches. ¿En qué momentos ha gestado “Los solitarios”?

Ahora tengo la suerte de poder dedicarme a la literatura. Mis hábitos han cambiado desde que escribí mi primera novela, que compaginé con los estudios y con mis primeros trabajos como arquitecto. Ahora me levanto y escribo, como en cualquier otra jornada laboral. Tener todo el día para escribir puede parecer una ventaja, pero tiene sus aristas. La comodidad no es buena para escribir. Hay que saber gestionarla. Uno tiene que estar lúcido y en tensión. 

Imagino que el trabajo de documentación habrá sido largo y muy interesante, ¿cómo ha sido la aventura de buscar datos, información, realidades para poder nutrir la narración?

Los solitarios me ha requerido mucho trabajo de documentación. Casi más que una novela histórica. Cuando entran en juego diez personajes tan dispares, con formas de pensar y actuar tan diferentes entre sí, el trabajo para el escritor se multiplica. De serie, yo no llevo a diez personas dentro. Y sin embargo, este libro me lo ha exigido. Me ha dicho: si quieres escribirme antes métete dentro a otras diez personas. Conócelas a fondo. Uno nunca empieza una novela sabiendo lo que escribe. La escritura es una exploración, un aprendizaje. Descubres las cosas. Por eso es tan maravilloso leer un libro. Te animas a esa exploración, a esa aventura ya iniciada.

¿En qué proceso de la creación de la novela ha disfrutado más?

Durante la concepción de una novela, se produce un instante en que ésta adquiere cierta autonomía. Ya no sabes si eres tú el que escribe o es ella la que se escribe a sí misma. Los personajes han vivido lo suficiente para que tengan su propia identidad. Se que esto suena extraño, pero en este instante las cosas empiezan a fluir de otra forma. Eso es porque las piezas encajan. Empieza a surgir la chispa. Lo que escribes ya no son simplemente letras apiñadas. Hay algo más. La literatura también tiene su química, como las personas.

¿Qué autores, novelas, le han inspirado?

Para Los solitarios he leído thriller, por supuesto, pero sobre todo he leído narrativa. Leo a los grandes autores y autoras, leo a los compañeros. Un libro siempre nace de otros libros. Nadie escribe solo, creando de la nada. Todos formamos parte del gran árbol genealógico de la literatura. Esto puede parecer una evidencia, pero es importante recordarlo. En Los solitarios hay dos obras que se mencionan: Diez Negritos y El señor de las moscas. Pero sólo son la punta del iceberg.

¿Tiene algo entre manos? ¿Seguirá trabajando el thriller?

Mientras sea capaz, seguiré escribiendo historias diferentes entre sí.

Partekatu albiste hau: Facebook Twitter Pinterest Google Plus StumbleUpon Reddit RSS Email

Erlazionatutako Albisteak

Utzi zure Iruzkina